Viajes conscientes, ecoturismo, slow travel, turismo comunitario: alternativas sostenibles al turismo tradicional

Turismo sostenible

Autora : Claudia Vachon 

Según el Foro Económico Mundial, casi una de cada diez personas en el mundo trabajaba en la industria del turismo en 2019 y más de mil millones de turistas viajan al extranjero cada año.

Existe una masificación e incluso una saturación de los lugares considerados «imprescindibles», agravada por la oferta de paquetes o estancias organizadas durante las cuales el turista visita en tiempo récord el mayor número de atracciones que aparecen en el «top 10 de los imprescindibles». El turismo de masas es ahora un problema importante de la industria en todo el mundo y tiene efectos devastadores no sólo en los ecosistemas de los destinos populares, sino también en el modo de vida de las comunidades locales. 

Si bien la mera escala del turismo hace evidente el impacto que puede tener en nuestro medio ambiente e instintivamente impulsa la protección de los ecosistemas naturales por el bien de la propia industria y de los destinos populares, también permite imaginar su importante potencial de transformación social si el turismo se convierte en una herramienta de desarrollo sostenible para las comunidades. A través de sus elecciones, los viajeros tienen el poder de transformar la industria y, por tanto, la sociedad. Al tomar conciencia de su impacto en las comunidades y el medio ambiente, pueden transformar el viaje de un producto de consumo a una práctica que une al viajero y a la comunidad de acogida. 

Sin duda, estamos asistiendo a la aparición de un nuevo concepto de turismo más consciente, en el que medimos más el impacto de nuestros viajes. Ser un viajero consciente es, ante todo, una actitud que lleva a tomar decisiones informadas, basadas en el respeto y la sostenibilidad. En primer lugar, debemos reconocer que cada una de nuestras elecciones, incluyendo el destino, el medio de transporte, los lugares visitados, las actividades realizadas, la actitud hacia la población local, los alimentos consumidos y cada compra tiene un impacto en la sociedad en la que nos encontramos.

Turismo para el desarrollo local

El viaje puede considerarse una herramienta de desarrollo local cuando la experiencia favorece el desarrollo socioeconómico de los territorios en los que se realiza, mediante el respeto y la protección del medio ambiente, la valorización y la promoción de la cultura, la participación de la población en las iniciativas turísticas y la gestión autónoma de la distribución de los ingresos. Hablamos de turismo sostenible porque responde a los mismos criterios que el desarrollo sostenible: la mejora de las condiciones de vida y la preservación del medio ambiente. Esta forma de turismo integra la planificación del uso de los recursos naturales, culturales y sociales de forma respetuosa y responsable, es decir, sin poner en peligro su conservación o acceso. Se puede pensar en el control del flujo turístico y del número de visitantes, en la obligatoriedad de los guías, en la diversificación de las actividades turísticas, etc. 

Lejos de las atracciones masivas, la estancia de un viajero en una comunidad rural o remota suele tener un impacto positivo en entre 10 y 20 familias. Viajar de forma responsable, fuera de los caminos trillados, contribuye al desarrollo de nuevos polos en zonas remotas, a la valorización de las culturas locales y marginadas, a la perpetuación o creación de puestos de trabajo en zonas periféricas y a una redistribución equitativa de los beneficios del turismo, contribuyendo así directamente a una mayor justicia económica. 

Turismo sostenible en todas sus formas

Las formas alternativas de viajar no sólo son más justas para las comunidades que visitamos y menos contaminantes, sino también más enriquecedoras a nivel personal, ya que implican sobre todo el encuentro, el compartir y un descubrimiento auténtico. 

El ecoturismo se basa en las atracciones relacionadas con la naturaleza y la conexión con el patrimonio natural y su biodiversidad. Contribuye necesariamente a la preservación y el respeto del medio ambiente e incluye un elemento de sensibilización y educación de los viajeros y de la población local. El ecoturismo se practica principalmente a través de actividades al aire libre como el senderismo, el kayak, la observación de la fauna, etc.

El turismo comunitario se centra en un auténtico intercambio cultural. Este enfoque incorpora iniciativas turísticas de propiedad y gestión local que generan beneficios que llegan directamente a la comunidad anfitriona. Pueden incluir estancias en casas de familia, visitas a la comunidad o guiado en zonas protegidas, talleres de artesanía o de cocina local, etc. El objetivo es que los visitantes experimenten la cultura local de una manera más significativa y que descubran la cultura y el modo de vida locales de forma auténtica y personal, con vistas a la sostenibilidad socioeconómica, cultural y medioambiental.

El viaje lento, como su nombre indica, consiste en viajar despacio, tomándose tiempo para disfrutar, descubrir y conocer a la gente. Se trata de centrarse en la calidad de las experiencias más que en la cantidad de lugares visitados, evitando los viajes de pocos días o a largas distancias que llevan a consumir un máximo de cosas en un mínimo de tiempo. 

El turismo cultural es un verdadero viaje de aprendizaje que se centra en la apreciación de la cultura local. Este enfoque permite ampliar el conocimiento de los lugares que se visitan y de las culturas que se encuentran, y experimentar el modo de vida gracias a la proximidad de la población local. Para saber más, lea el artículo «El turismo cultural en Tanzania: una herramienta para el desarrollo sostenible».

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Más que los bellos paisajes, es el elemento humano lo que realmente está en el corazón del viaje. Conocer a las personas que viven y trabajan en los pueblos que descubre, que preparan y comen lo que prueba cada día, y que dependen de la tierra o del mar de los que disfruta, le permite compartir experiencias auténticas y abrirse realmente a los demás. En efecto, es a través del encuentro y el reconocimiento del otro, de su modo de vida y de su cultura, como podemos lograr una convivencia basada en el respeto entre los pueblos.   

El turismo sostenible es, por tanto, una herramienta importante para responder a los problemas de la industria, como el turismo de masas, pero también a los desafíos globales contemporáneos, como el cambio climático, el auge de las ideologías violentas y de odio, los conflictos y las crisis sanitarias mundiales; al tiempo que busca maximizar sus impactos positivos, este enfoque alternativo se basa en la conexión de los seres humanos con la naturaleza, la apertura y el descubrimiento del otro, el intercambio y el aprendizaje.  

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