Una comunidad y su recetario
Autor: Rafael Forteza
Tiempo de lectura: 5 minutos
La Red Indígena de Turismo de México (RITA) es una organización que reúne a comunidades indígenas de todo el país en torno a un modelo de turismo sostenible y justo. Su misión es fortalecer los proyectos turísticos comunitarios como herramientas para el desarrollo integral, la autodeterminación y la preservación de la identidad cultural de los pueblos originarios. A través de procesos de formación, acompañamiento y trabajo colaborativo, RITA impulsa iniciativas que valoran los saberes ancestrales y promueven el respeto por los territorios indígenas.
Entre las varias iniciativas que ha apoyado, RITA ha acompañado un proyecto culinario muy especial en la región de Teotihuacan: la creación del recetario comunitario Cocina del valle de Teotihuacan. Este libro reúne recetas tradicionales compartidas por personas de la zona, reflejando no solo la riqueza gastronómica local, sino también una forma de vida profundamente conectada con la tierra, la memoria y la comunidad. Esta entrevista con Ariadna —una de las impulsoras del proyecto— nos permitirá conocer de cerca cómo nació este recetario, qué historias guarda y cómo la cocina se convierte en un puente entre generaciones.
La idea del recetario comunitario surgió a partir de una anécdota reveladore para Ariadna. Se dio cuenta algún día que muchas personas mayores de las comunidades del valle superaban los cien años de vida. Esta longevidad la llevó a preguntarse si la alimentación tradicional jugaba un papel clave en la salud y el bienestar de la gente de la zona. Así nació la idea de entrevistar las comunidades para rescatar recetas, saberes y prácticas culinarias locales transmitidas por generaciones.
Fue así como, en 2018, Ariadna dio inicio al proyecto del recetario junto a un grupo de amigos apasionados por la gastronomía. Desde el principio, se trató de una construcción colectiva con las comunidades de Teotihuacan: un proceso participativo en el que se compartieron, se probaron y se ajustaron recetas tradicionales. Más allá de lo culinario, esta experiencia se convirtió en un espacio lúdico de encuentro, donde las personas de la región se reunieron para celebrar y reapropiarse un tesoro cultural: su cocina y los alimentos de su tierra como el nopal, el amaranto o el maguey.
Entre los muchos lazos que surgieron durante el proyecto del recetario comunitario, uno de los más emotivos para Ariadna fue el encuentro improvisado con una cocinera de tlaxcales —un pan dulce de maíz—, a quien conoció al pasar frente a su casa durante un paseo en bicicleta, guiada por el delicioso aroma que salía de su cocina. La mujer compartió generosamente su receta, que luego fue integrada al libro. A cambio, Ariadna le prometió llevarle un ejemplar del recetario una vez publicado. Sin embargo, cuando regresó para entregárselo, fue recibida por el nieto de la cocinera, quien le informó que su abuela había fallecido recientemente. A pesar de la tristeza, la familia le expresó su agradecimiento por haber resguardado su saber en las páginas del recetario.
La pandemia también le dio una nueva dimensión al proyecto. En ese contexto de incertidumbre, el grupo se animó a explorar el conocimiento culinario adaptativo de la región — lo que Ariadna llama “la cocina del fin del mundo”. Profundizar el uso tradicional de plantas silvestres, insectos y otros recursos locales, inspirándose de la historia del territorio, no solo enriqueció el recetario, sino también brindó a las comunidades herramientas para fortalecer su resiliencia frente a situaciones de crisis.
Para Ariadna, este recetario no es solo una colección de recetas: es el fruto de una verdadera aventura humana, gastronómica y cultural. A lo largo del proyecto, se tejieron lazos entre generaciones, se recuperaron saberes ancestrales y se cultivó el sentimiento de pertenencia a un territorio.
Al final de nuestra entrevista, le pregunté cómo un recetario comunitario podía contribuir a preservar nuestra relación con el mundo en aquel vivemos. Sin dudarlo, respondió :
“La alimentación es un fenómeno transversal. Apostar por la cocina tradicional es elegir la reapropiación de los territorios, la conservación del medioambiente, una mejor salud.”
Una frase que captura la esencia del proyecto: cocinar no solo como un acto de nutrición, sino como un gesto de resistencia, memoria y cuidado del territorio. Refleja también la convicción profunda de Ariadna en el valor de la cocina tradicional como motor de transformación. Esa misma convicción la sigue guiando hoy, mientras trabaja en la segunda edición de Cocina del Valle de Teotihuacan, que verá la luz muy pronto. Mantengan los ojos abiertos, porque aún nos esperan muchas maravillas gastronómicas por descubrir en este rincón del mundo, cargado de historia y sabor.
Como viajeros, también debemos recordar que somos parte activa en la conservación de este valioso patrimonio culinario: abriéndonos, en nuestras aventuras, a culturas gastronómicas tradicionales, que mantienen viva una cultura y nos permiten saborear, con respeto y curiosidad, la abundancia y diversidad de nuestra tierra.
Suscríbase al boletín de viajes de nuestra plataforma colaborativa de reservas Vaolo para conocer las novedades, seguir a los exploradores y recibir consejos para viajar de forma más consciente.
El uso del género masculino se ha adoptado para facilitar la lectura y no pretende ser discriminatorio.
© 2025 Todos los derechos reservados. Village Monde.
Al continuar utilizando el sitio, usted acepta nuestra política de privacidad y cookies
Acepto