La artesanía del corazón del campo chileno
Autora : Lilian Francisca Sepulveda Torres
Tiempo de lectura : 3 minutos
Una orfebre que diseña poesía campesina en sus joyas…
Un grupo de vecinas que vende los tejidos que aprendieron a hacer con sus abuelas…
Un pueblo completo de tejedoras de crin de caballo…
Dos hermanas que caminan 4 horas en el cerro buscando materias primas para tejer canastos…
Una abuela que recuerda cuando viajaba en carreta a la playa a vender sus canastos…
Una mujer que esquila la oveja…
Una pareja orfebre que incluye materiales de la tierra en sus joyas…
Un talabartero que fabrica junto a su esposa las riendas más finas del país…
Un hombre que enseña a otros a fabricar espuelas…
Una mujer que crea figuras con hojas de choclo…
Un hombre que creó un mundo de fantasía con madera en su patio…
Un profesor jubilado que rescata madera centenaria que otros quieren transformar en leña…
Una madre que trabaja la greda a mano en el patio trasero de su casa…
Un poeta y cantor campesino que teje el mimbre en su tiempo libre…
Un hombre que nació con un pie malo y decidió tomar el oficio de los sombreros tejidos con paja de trigo…
Una abuela de 89 años que pica la greda con un martillo más pesado que ella…
La artesanía de un pueblo no es sólo un souvenir estético. Es la historia, es el cansancio, los recuerdos de infancia, los errores, la comunidad y los sueños de la gente que las construye.
En la región del Maule, ubicada a 200 kilómetros al sur de la capital Santiago, en el centro de Chile, cientos de artesanos cultivan diferentes materialidades de la tierra y saberes ancestrales. Conocerlos es hacer un viaje hacia el pasado y hacia el corazón de la cultura campesina del país sudamericano.
Con un clima mediterráneo, en esta región la vida rural aún es la reina del territorio: la agricultura vitivinícola es la industria más importante y la cultura social es el resultado de la antigua mezcla de los colonos españoles y los habitantes de los pueblos originarios. Apenas el 4,3% de la población se identifica como autóctono, porque en el Maule se autodenominan simplemente “huasos” y “huasas” – personas del campo chileno.
Gracias a una conectividad impecable, con el 90% de sus caminos pavimentados, es fácil llegar a los hogares de los artesanos que se distribuyen en las zonas costeras, montañosas y valles de la región. La región cuenta con dos artesanías denominadas como Tesoros Humanos Vivos por la Unesco: las Loceras de Pilén, que fabrican utensilios de greda sin torno, al sur de la región. Y también las artesanas tejedoras de crin de caballo, en la localidad de Rari, en la pre cordillera, que fabrican especialmente coloridas joyas y decoración en miniatura.
El proyecto de cooperación internacional titulado “Ruta de la artesanía tradicional, región del Maule”, hecho con la colaboración de Village Monde, Fundación TrekkingChile y la Universidad de Quebec en Chicoutimi, tomó una muestra en terreno de 49 artesanos de la zona que retratan la diversidad de estilos, de historias y materiales que aún sobreviven, tozudamente, al paso del tiempo y a la imposición de la tecnología. Cada testimonio es un tesoro, cada objeto una obra de arte y cada experiencia junto a ellos es un viaje que vale la pena tomar.
©Francisca Sepulveda Torres
Inspírate con estas historias y conoce los trabajos de cada artesano en este link: “Ruta de la artesanía tradicional, región del Maule” . Disponible pronto!
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